En
determinados juegos de azar podemos aprovechar conocimientos
matemáticos para ganar con seguridad, aunque dicho esto con serios
matices. Supongamos juegos en los que la probabilidad de ganar sea
igual o aproximadamente igual al 50%, como pueden ser los casos de
apostar por obtener cara en el lanzamiento de una moneda, o bien,
apostar al negro en el juego de la ruleta. Nos centraremos en el
primer caso, aunque la estrategia que seguiremos será igualmente
válida para el caso de la ruleta.
Como
la probabilidad de obtener cara es igual a la de obtener cruz, en el
caso de que salga cara ganaremos un euro por cada euro apostado. La
estrategia sería siempre por apostar a lo mismo hasta que salga, por
ejemplo siempre cara. Apostamos 5 euros la primera vez. Si se pierde
se apuesta el doble (10 euros) la próxima vez. Si perdemos de nuevo
volvemos a apostar el doble (20 euros) en la siguiente ronda y así
sucesivamente hasta que ganemos. Es evidente que más tarde o más
temprano saldrá cara y ganaremos, cancelando de este modo las
pérdidas anteriores consecutivas y teniendo siempre 5 euros más que
al empezar. Para ganar otros 5 euros debemos empezar de nuevo el
proceso, y de este modo cada vez que se obtenga una cara habremos
ganado 5 euros más.
Se
observa que jugando así se gana seguro, aunque dicha ganancia no sea
muy cuantiosa. Pero esta estrategia tiene un inconveniente y es que,
aunque la cara debe aparecer antes o después, cabe la posibilidad de
que hayamos perdido todo el dinero del que disponemos para el juego
antes de que aparezca y, por consiguiente, no podamos acabar con el
proceso, perdiendo así una enorme cantidad de dinero.
El
lector puede calcular lo que supondría ir doblando la apuesta
mientras que salen, por ejemplo, 14 o más cruces seguidas, algo con
una pequeñísima probabilidad pero que evidentemente no es imposible
y podría ocurrir.